Princesa por sorpresa: ¿Quién dijo que queramos ser princesas? - La dialéctica de las imágenes

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20 de julio de 2017

Princesa por sorpresa: ¿Quién dijo que queramos ser princesas?

¿Quién no recuerda Princesa por sorpesa con cariño? Para muchas -yo incluida- forma parte de nuestra infancia y la hemos visto una infinidad de veces pero viéndola ahora con perspectiva, descubres en ella rasgos que resultan ofensivos. Para empezar el film no es más que otra versión de la misma historia de siempre; chica normal se convierte en una princesa. Además, la película nos vende que para ser una princesa hay que ser bonita, tener el pelo liso y no llevar gafas. Pero ¿Quién dijo que queramos ser princesas?

Mia es una chica torpe, de cejas pobladas, cabello rizado que lleva gafas y vive una vida normal hasta que descubre que es la heredera al trono de Genovia. Muy pronto se ve obligada a un cambio de look para ser la digna heredera al trono. De hecho el peluquero -es muy significativo que sea un hombre el que produzca el cambio-, se asusta al ver a la joven por primera vez. Y después se jacta ante la prensa de ser el autor de 'la mejora' de la joven, pretendiendo que el mundo le aplauda por tal proeza.



Siguiendo con esta idea, ¿Qué curioso que el chico guapo de la clase, del que Mía está prendada, le haga caso tras ver el cambio en ella y descubrir que es una princesa, no? Moraleja de la película: si les pareces bonita, debes ser tonta porque todos quieren engañarte de alguna forma y si no les pareces bonita, directamente no existes.

Aunque no vamos a negar el intento feminista que hay presente en el personaje de Lily, la mejor amiga de Mia, que actúa como contrapunto a esta. Sin embargo, debemos reprocharle a Lily su reacción ante la nueva Mia, pues la hace sentir mal por su recién estrenada apariencia. Las cosas se pueden hacer de otra manera querida Lily; apoya a tu amiga y no la hagas sentir mal por cómo se ve. Sin embargo, debemos aplaudirle por animar a la joven a usar su papel de princesa para conseguir cambios en la sociedad, lo que conduce a Mia a dar un discurso sobre porque debe dejar de pensar tanto en sí misma e invertir más tiempo en los demás.

A pesar de lo crítica que me he vuelto con la película y todas las cosas que he descubierto en ella que no me gustan, la voy a seguir recordando con cariño como tantos otros recuerdos de infancia. No obstante, me alegra saber que puedo hacer un ejercicio de reflexión y análisis de las cosas buenas y malas que posee algo que me agrada. La autocrítica es lo que nos ayuda a avanzar.

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