
Viví así, solo, sin nadie con quien hablar verdaderamente, hasta que tuve una avería en el desierto del Sahara, hace seis años. Algo se había roto en mi motor. Y como no tenía conmigo ni mecánico ni pasajeros, me dispuse a realizar, solo, una reparación difícil. Era, para mí, cuestión de vida o muerte. Tenía agua apenas para ocho días.
La primera noche dormí sobre la arena a mil millas de toda tierra habitada. Estaba más aislado que un náufrago sobre una balsa en medio del océano. Imaginaos, pues, mi sorpresa cuando, al romper el día, me despertó una extraña vocecita que decía:
—Por favor..., ¡dibújame un cordero!
OPINIÓN PERSONAL.
Con El Principito se puede incurrir en el error de creer que es un libro meramente infantil, pues, todo lo contrario, es un libro que nos hace reflexionar sobre lo que hay detrás de las cosas. Lo esencial es invisible a los ojos. A través de los viajes del pequeño Príncipe observamos cómo la seriedad de las personas mayores lo deja perplejo y refleja una pérdida de valores durante el crecimiento. Responsabilidad, heroicidad, valentía o amistad son algunos de los valores que transmite esta historia.
« Si decís a las personas grandes: "He visto una hermosa casa de ladrillos rojos con geranios en las ventanas y palomas en el techo...", no acertarán a imaginarse la casa. Es necesario decirles: "he visto una casa de cien mil francos". Entonces exclaman: "¡Qué hermosa es!". »
Que la historia se desarrolle en el desierto no es ninguna casualidad, pues, el autor tuvo un accidente de aviación y estuvo ocho días perdido por el desierto. De lectura corta y prosa sencilla sigue atrayendo tanto a niños como adultos y es un clásico de la literatura francesa.
Antoine Marie Jean-Baptiste Roger Conde de Saint-Exupéry (Lyon, 29 de junio de 1900-isla de Riou, 31 de julio de 1944) fue un escritor y aviador francés.
@monicasmenero
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