II Concurso de microrrelatos: Primer microrrelato finalista - La dialéctica de las imágenes

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17 de julio de 2016

II Concurso de microrrelatos: Primer microrrelato finalista


Hoy estamos de celebración, ya que iniciamos la publicación de algunos de los microrrelatos seleccionados para la II edición de nuestro concurso de microrrelatos. En esta edición iremos publicando los microrrelatos cada semana. Una vez estén publicados todos los finalistas, se procederá a una votación popular para conocer al ganador o ganadora de esta edición.

Te recordamos que si todavía quieres participar puedes hacerlo encontrando las bases haciendo click aquí.

El primer microrrelato seleccionado se titula "Sin estancia sentimental" y nos lo ha enviado Lydia Ferrando.

Sin estancia sentimental
“Por los debidos impagos de esta vivienda, y por las deudas acumuladas en su cuenta bancaria, nos vemos con la necesidad de pedirle amablemente que abandone su hogar”.

Tengo 37 años, y tengo dos niñas a las que por falta de alimentos ya han empezado a mostrar anemia y mareos en sus clases escolares. Mi marido nos abandonó cuando vio que aquello que engendró eran gemelas, y no un niño tal y como él quería, nunca hemos vuelto a saber nada de  él. Durante estos 6 años (los años que tienen las niñas), he podido trabajar en varios hoteles limpiando las habitaciones y en varias casas cuidando ancianos y niños, de los cuales ganaba una miseria, pero lo suficiente para poder alimentarlas y lo suficiente para poder vivir. De joven estuve trabajando como profesora de filosofía en un instituto de la provincia de Castellón, pero con los recortes en educación y la poca aplicación de la asignatura en los cursos que venían,  me acabaron despidiendo, y fue justo en ese año cuando me quedé embarazada y cuando empezó a tambalearse todo.

Durante los siguientes años, he intentado mantener el equilibrio en mi hogar, no he pedido dinero  a mis padres para salir de todos mis problemas, porque era la solución fácil y a mi no me gustan esas soluciones, a mi me gusta más ganarme la vida yo sola, sin necesidad de que nadie me ayude y sin que nadie sienta la necesidad de ayudarme. Cuando era joven, me prometí a mi misma que nunca dejaría que nadie me dijera que no puedo hacer alguna cosa, pues recuerdo  que mi profesión me la saqué sola y el dinero que ganaba también. A día de hoy, mis hijas me preguntan: “Si tienes una carrera mamá, ¿por qué no tienes trabajo? ¿de qué sirve estudiar?”. No sé qué puedo responderles, ni sé qué debería responderles. La edad también me ha impedido bastante que tuviera un puesto de trabajo, pues ahora los empresarios solo buscan jóvenes con miles de idiomas y con don de gentes, y yo lo único que tengo es experiencia laboral, dos niñas y una carrera que ahora ya no tiene ese valor.

Hoy hemos sido desalojadas de casa, de nuestra casa, el principal problema ha sido el tener que elegir durante cinco meses si pagar la hipoteca o comer, evidentemente he preferido comer, aunque eso nos costara la vivienda. Ahora estamos en la calle, ni siquiera hemos tenido tiempo a recoger algo de ropa, algunos objetos con valor sentimental o un abrigo para la noche. No hemos tenido tiempo ni a desayunar pues a las 7:00 de la mañana han venido y no han llamado ni a la puerta. No nos íbamos a oponer a salir, solo queríamos algo más de tiempo, o algo más de esperanza, cosa que tampoco nos han dado. ¿Qué podemos hacer? Si nuestro “Estado de Bienestar” ya nos ha quitado uno de esos derechos que cada ve cuelgan más de un hilo, si  nuestra esperanza de vida (la de mis hijas y la mía) ahora mismo está por los suelos, si salimos a la calle pero nadie nos escucha, si lloramos en el ayuntamiento pero nadie nos mira… No ha cambiado nada, la solución sería irnos a casa de mis padres y empezar de nuevo, pero es que  no solo se han quedado con nuestra casa, se han quedado con lo único que podía guardar todos nuestros recuerdos, se han quedado con nuestra dignidad, con mis estudios, con mi dinero. Se han quedado con la infancia de mis hijas, con su felicidad, y eso no hay mercader que lo venda, solo sistema que lo robe.

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