La lluvia es una canción sin letra de Ángel Gil Cheza - La dialéctica de las imágenes

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10 de agosto de 2015

La lluvia es una canción sin letra de Ángel Gil Cheza



SINOPSIS.

Ángel Gil Cheza encontró, mientras trabajaba como arqueólogo, los restos de una chica enterrada en extrañas circunstancias a principios del siglo XI en la Irlanda vikinga. Desde el primer momento sintió un vínculo especial. La lluvia es una canción sin letra intenta explicar lo que pudo ocurrir años atrás, pero es solo ficción. O quién sabe. La verdad de las cosas no importa tanto como lo que sentimos, y sentir nos puede llevar a esa verdad, de algún modo.



La lluvia toca sus notas sordas contra la hierba. Y somos pentagramas en blanco que rellenamos con notas sueltas que gotean de un beso, el sudor de un goce o una lágrima muda cuyo grito apagado es ahora una corchea salvaje e indomable como una joven pelirroja que levantaba espadas tan altas como ella y esparcía las tripas de sus enemigos de su pueblo por toda la isla de Irlanda. El amor es una putada, una bendición que trepa desde los pies a los genitales, que se abren como bulbos y se abrazan, llega al corazón, que, desprevenido, se rinde vencido sin parar de luchar, donde acaba anidando, como ave rapaz que es. Esta química tan sencilla fue la que desnudó a un joven nórdico, tan hermoso como una mujer y tan fuerte como una tormenta, de su coraza de combate, que lo mismo le protegía de un hacha enemiga que de una peligrosa caricia. La lluvia continuó con esa magia de pintar los campos verdes otros mil años. Un librero valenciano cree huir de la justicia pero se esconde de sí mismo, y descubre en una isla gris, verde y húmeda que somos de donde se nos quiere y no de donde venimos. La lluvia toca su canción y cada uno escribimos nuestra letra. A veces, con suerte, la melodía acompaña y nuestra letra es clara, precisa, como una mirada entre amantes que no saben decir mañana".


Una joven irlandesa y un muchacho nórdico protagonizan una historia inolvidable inmersos en la primera gran lucha del segundo milenio en la bahía de Dublín, la Batalla de Clontarf, entre vikingos e irlandeses. Mil años después, un joven librero valenciano que llega a Irlanda para esconderse de la justicia se infiltra en un mundo fascinante formado por arqueólogos venidos de todas partes y excava un hallazgo que le cambiará como persona, y le hará descubrir en una isla verde, gris y húmeda que somos de donde se nos quiere y no de donde venimos. Una novela negra en el sentido más social del término, cargada de analepsis históricas. Un vuelo a Irlanda. Un paseo por el Dublín de 1014 y el de 2003. Lluvia, amistad, arqueología, besos, batallas, amor, sangre, sexo, barro, cerveza... cada página es una estupenda excusa para sentir emociones y continuar.


OPINIÓN PERSONAL.

Al ver la portada del libro supe que escondía una bella historia, después leí el título y no supe descifrarlo. En cuatro días me he leído más de quinientas hojas porque no podía estar con la incertidumbre de no saber que pasa con los personajes y como sería el desenlace. 

La historia se divide en dos; una parte se vive en la Irlanda del siglo XI llena de luchas por conseguir el trono y otro en la Irlanda actual donde un grupo de arqueológicos intentan descubrir el pasado de su historia; la historia de nórdicos vikingos, irlandeses valientes y muchos otros que cohabitaron en tiempos de luchas. Esta estructura con saltos en el tiempo me ha recordado a la película el Laberinto (2012). Además ambas historia, película y novela, narran lo que ocurrió siglos antes a partir de yacimientos históricos y cierto hallazgo.

En la Irlanda del XI hay una joven llamada Eimar, que lucha mejor que muchos hombres, lo que sorprende al joven Torgest conocido por todos como Cabellos de Oro. Dicen que la historia es cíclica y que hay situaciones que están condenadas a repetirse, así pasa con la familia Folch y la familia Gual desde la época del abuelo de nuestro protagonista Josep. Tras un malentendido que sacude los cimientos de su vida, decide marcharse a tierras Irlandesas donde de un librero de Valencia pasa a ser un arqueólogo con mucho interés por el pueblo vikingo, su historia y tradición. Allí hará grandes amistades y cambiará mucho tanto física como psicológicamente.

La parte que más me ha gustado del libro ha sido la historia de Eimar y la historia de Irlanda en el siglo XI, las descripciones del paisaje, el castillo. Dan ganas de correr a Irlanda para descubrir su magia por uno mismo.





SOBRE EL AUTOR.

Ángel Gil Cheza nació en Vila-real en 1974. Es licenciado en Humanidades y máster en Edición. A lo largo de toda su vida ha convertido la creación musical y la literaria en una necesidad de expresión y comunicación que ha quedado patente en diversas formaciones musicales y proyectos personales de índole cultural y social.
Citricultor ecológico, corrector y editing de libros (editor de mesa), poco imaginaba que su trabajo en un yacimiento arqueológico de Ashbourne, un pueblo al norte de Dublín (Irlanda) por allá por el año 2003, le iba a proporcionar la idea y la documentación para recrear en su imaginación un argumento novelístico. Es autor de la novela El hombre que arreglaba las bicicletas, la lluvia es una canción sin letra y Pez en la hierba. Actualmente trabaja como editor y creativo en PAPEL MOJADO.

@monicasmenero

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