Bones ha sabido cerrar todas sus tramas mediante la recuperación de personajes y volviendo al principio de la serie para acabarla, cerrando así un ciclo. Todo el último capítulo se basa en recordar la trayectoria de la serie y despedirse, a su vez, de esta. Gracias a los problemas de memoria de la protagonista que intenta volver a ciertos momentos de pasado para descubrir quién es el asesino, a los planos detalle de los destrozos de lo que era el escenario principal de la serie y las escenas en que los personajes recogen sus despachos encontrándose cosas que les recuerdan los viejos tiempos y a viejos personajes.
El montón con más de doscientos esqueletos tras la explosión en el Jeffersonian es un símbolo de la serie, de todos los casos resueltos por el FBI, con el agente especial Sheely Booth al mando (David Boreanaz),y el Jeffersonian, representado por la doctora Temperance Brennan (Emily Deschanel). Así pues, en todo momento se percibe que es un capítulo final. Aunque Brennan asegura en la última secuencia que “no ha acabado”, entendiéndose como que la serie termina solo para el espectador porque su historia seguirá dentro de la diégesis. Esto último se ve reforzado ante la escena en la que Booth y Brennan observan, sentados en un banco, el instituto Jeffersonian lleno de andamios preparados para los trabajos de restauración. Esta escena muestra esperanza de que todo volverá a ser como antes -aunque el espectador no lo vaya a ver-.
A su vez, se vive todo el capítulo con tensión debido al caso que intentan resolver y ante la incógnita de cómo va a ser el final de la serie tras una docena de temporadas. Bones ha sabido acabar una serie a tiempo -mejor que seguir emitiendo capítulos hasta perder audiencia y cancelarla porque ya llevaba un par de temporadas con varios capítulos innecesarios y alguna trama repetitiva- y ha hecho un buen final dando respuesta a todas las preguntas que seguían sin resolver. El último caso que resuelven los protagonistas antes de acabar la serie, es una muestra clara de lo que produce el rencor y los sentimientos de venganza en la gente.
Tras capturar a los criminales, el pasado deja por fin de perseguir a Sheely Booth tras mucho tiempo pisándole los talones. La sombra de su pasado como veterano de guerra es algo que padece el personaje durante toda la serie, por ello, que se libere de dicha sombra es un alivio tanto para el personaje como para el espectador. Por otro lado, resulta muy chocante para cualquier seguidor de la serie como vive el último capítulo la doctora B ya que no es ella misma -como ha sido a lo largo de todas las temporadas-. No consigue entender las cosas que están ocurriendo lo que causa la misma sensación en el espectador, ya que este empatiza con ella. Así pues, la mímesis de los roles en Bones funciona perfectamente, porque los personajes consiguen hacer sentir al espectador lo que ello están sintiendo.
El montón con más de doscientos esqueletos tras la explosión en el Jeffersonian es un símbolo de la serie, de todos los casos resueltos por el FBI, con el agente especial Sheely Booth al mando (David Boreanaz),y el Jeffersonian, representado por la doctora Temperance Brennan (Emily Deschanel). Así pues, en todo momento se percibe que es un capítulo final. Aunque Brennan asegura en la última secuencia que “no ha acabado”, entendiéndose como que la serie termina solo para el espectador porque su historia seguirá dentro de la diégesis. Esto último se ve reforzado ante la escena en la que Booth y Brennan observan, sentados en un banco, el instituto Jeffersonian lleno de andamios preparados para los trabajos de restauración. Esta escena muestra esperanza de que todo volverá a ser como antes -aunque el espectador no lo vaya a ver-.
A su vez, se vive todo el capítulo con tensión debido al caso que intentan resolver y ante la incógnita de cómo va a ser el final de la serie tras una docena de temporadas. Bones ha sabido acabar una serie a tiempo -mejor que seguir emitiendo capítulos hasta perder audiencia y cancelarla porque ya llevaba un par de temporadas con varios capítulos innecesarios y alguna trama repetitiva- y ha hecho un buen final dando respuesta a todas las preguntas que seguían sin resolver. El último caso que resuelven los protagonistas antes de acabar la serie, es una muestra clara de lo que produce el rencor y los sentimientos de venganza en la gente.
Tras capturar a los criminales, el pasado deja por fin de perseguir a Sheely Booth tras mucho tiempo pisándole los talones. La sombra de su pasado como veterano de guerra es algo que padece el personaje durante toda la serie, por ello, que se libere de dicha sombra es un alivio tanto para el personaje como para el espectador. Por otro lado, resulta muy chocante para cualquier seguidor de la serie como vive el último capítulo la doctora B ya que no es ella misma -como ha sido a lo largo de todas las temporadas-. No consigue entender las cosas que están ocurriendo lo que causa la misma sensación en el espectador, ya que este empatiza con ella. Así pues, la mímesis de los roles en Bones funciona perfectamente, porque los personajes consiguen hacer sentir al espectador lo que ello están sintiendo.

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