Las primeras luces del día inundaron la habitación, jugando a hacer contraluces con su rostro. Él la observaba ensimismado, amanecía y se sentía libre. A su lado descansaba la que iba a convertirse en la madre de su hijo o hija y nada le podía hacer más feliz en ese momento. Estaba seguro que iban a tener una niña que se llamaría Alba para recordarles siempre tan dulce amanecer.
Microrrelato incluido en el recopilatorio de microrrelatos del III Concurso de Escritores al Alba de Diversidad Literaria.
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