El ser humano es un ser social, como ya afirmó Aristóteles: somos seres que hablamos. Defendía un gran sabio que si le dabas un pescado a un hombre comería un día mientras que si le enseñabas a pescar comería siempre. Cualquiera puede compartir sus alimentos con otro pero no todos comparten su tiempo y sus ganas en dar a apoyo a otros. Igual que la comida alimenta el cuerpo, la compañía alimenta el alma. Escuchar y ser escuchado, en esto radica la misión de la Asociación Bokatas, el primer paso para conseguir que nadie sea excluido socialmente.
El objetivo de la asociación no es repartir bocadillos y bebida sino que el alimento sirva como excusa para un acercamiento y acompañamiento de quien lo necesita. En grupos de cinco o seis personas se recorren el mismo camino todas las semanas (rutas previamente marcadas por los voluntarios) para así crear y mantener el vínculo con esas personas que requieren de su apoyo.
Los voluntarios deben seguir unas pautas, luchar contra los prejuicios, ayudar a quererse a la gente que no tiene casa y, sobre todo, tener claro que acompañar es aprender y formarse como persona.
La asociación Bokatas es una entidad sin ánimo de lucro, de iniciativa social e independiente. Bokatas nace oficialmente en 2004 aunque llevaba activa hacía casi dos décadas desde la parroquia de Sagrados Corazones en Madrid. Jóvenes universitarios se ofrecieron voluntarios para entablar relaciones con personas sin techo, dándoles café y bocadillos a la vez que conversación. Actualmente tiene sedes en Madrid, Valencia y Barcelona.
José María, un voluntario de Bokatas Valencia, nos comentaba que: "Somos conscientes de que la primera impresión que da el nombre Bokatas es de la de una asociación que reparte comida pero es mucho más que eso. La comida nos sirve de enlace con las personas sin hogar. No buscamos ser asistencialistas, con nuestra compañía y comprensión queremos evitar que sean excluidos socialmente. Ayudarles a tener motivos por los que enfrentarse cada día a nuevas situaciones que les ayuden a salir adelante. A pesar de que no lo parezca, recibes más de lo que das."
Actualmente Bokatas está trabajando con otras organizaciones para conseguir abrir vías de trabajo, por ello, se requiere ayuda de profesionales ya que la asociación está formada enteramente por voluntarios.
Cualquiera puede caer en esta situación: Juan tiene 32 años es arquitecto, le gusta el fútbol y está completamente enamorado de su novia. Todo va bien hasta que un día le avisan de que su madre ha fallecido mientras dormía. Poco después es despedido y su novia le deja. Juan, deprimido, sin amigos, se hace adicto a los antidepresivos. Los ahorros se acaban y ya no puede pagar los recibos. Desesperado, se da cuenta que no tiene bastante dinero para comer y acaba viviendo en la calle. Es una persona normal que se encuentra en una situación que nunca se imaginaría.
@monicasmenero
El objetivo de la asociación no es repartir bocadillos y bebida sino que el alimento sirva como excusa para un acercamiento y acompañamiento de quien lo necesita. En grupos de cinco o seis personas se recorren el mismo camino todas las semanas (rutas previamente marcadas por los voluntarios) para así crear y mantener el vínculo con esas personas que requieren de su apoyo.
Los voluntarios deben seguir unas pautas, luchar contra los prejuicios, ayudar a quererse a la gente que no tiene casa y, sobre todo, tener claro que acompañar es aprender y formarse como persona.
José María, un voluntario de Bokatas Valencia, nos comentaba que: "Somos conscientes de que la primera impresión que da el nombre Bokatas es de la de una asociación que reparte comida pero es mucho más que eso. La comida nos sirve de enlace con las personas sin hogar. No buscamos ser asistencialistas, con nuestra compañía y comprensión queremos evitar que sean excluidos socialmente. Ayudarles a tener motivos por los que enfrentarse cada día a nuevas situaciones que les ayuden a salir adelante. A pesar de que no lo parezca, recibes más de lo que das."
Actualmente Bokatas está trabajando con otras organizaciones para conseguir abrir vías de trabajo, por ello, se requiere ayuda de profesionales ya que la asociación está formada enteramente por voluntarios.
Cualquiera puede caer en esta situación: Juan tiene 32 años es arquitecto, le gusta el fútbol y está completamente enamorado de su novia. Todo va bien hasta que un día le avisan de que su madre ha fallecido mientras dormía. Poco después es despedido y su novia le deja. Juan, deprimido, sin amigos, se hace adicto a los antidepresivos. Los ahorros se acaban y ya no puede pagar los recibos. Desesperado, se da cuenta que no tiene bastante dinero para comer y acaba viviendo en la calle. Es una persona normal que se encuentra en una situación que nunca se imaginaría.
(Patch Adams, Tom Shadyac, 1998)
@monicasmenero
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